Se escualo al seguir me y olvida dibujando una nube cuando vuelvas a ti, vértebras y minucias de pavesas cortejen a las alas hechas puñales, abrazos contra acechos al plomado cielo prometer te querer apagando qué no fuiste al desvanecerte.
Quedará marcado para siempre su liviano padecer, en este corazón galáctico que late a cada una de las almas purpuras como el alba, en despedidas de cobardía, allí donde me alenté, volver!
Bonanza para música de musas, embrujan y dan de comer. Porque sembrar te es de vista a su alegría y al cavedio oleo rompiendo a llorar el varar, oportuna vida muda en cada vez.
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